Había una vez un girasol que quería crecer y le pidió a Dios que le ayudara a crecer. Y cuando despertó se miró y se había hecho enorme. Luego vino un picaflor y se asustó al verlo y se fue. Otra mañana volvió y el girasol le dijo: - No tengas miedo, no te haré daño. Puedes tomar mi néctar y llamar a tus amigos para que lo tomen también pues estoy lleno de dulce néctar.
Entonces el picaflor llamó a los otros picaflores y a algunas abejas para que beban del néctar de la flor todos los días. Así se hicieron amigos del girasol.
Colaboración de Rocío
No hay comentarios:
Publicar un comentario